24 de octubre de 2011

UN GRITO DE CORAZON!!!!!!

Situarse en un día como hoy hace 30 años, es recordar un país bajo un régimen militar y no cualquiera, sino el nefasto Proceso de Reorganización Nacional, que sembró las calles con sangre desde el Terrorismo de Estado. Por esa época, a pesar que había cedido un poco, no mucho, estaban prohibidas ciertas menciones, entre ellas toda la relacionada al Peronismo.

Tiempos de Estado de Sitio y en uno de los lugares que se desafiaba esa medida era la cancha de fútbol. Sin embargo costaba soltarse.
Nombrar Chicago es nombrar Mataderos, el barrio de la resistencia allá a fines de los ’50 en el Lisandro de la Torre, la Resistencia Peronista en Los Perales a mediados de aquella década. Entonces no fue sorpresa saber que de a poquito, en cada lugar donde jugaba Chicago se iba tarareando una melodía prohibida, le de un Pueblo prohibido.
Y aquel festivo 24 de octubre con un Chicago en cancha vapuleando a Defensores de Belgrano con un contundente 3 a 0 (los tres goles de Mario Franceschini), que lo dejaba tan cerca del ascenso anhelado, primero despacio, luego subieron el volumen para terminar cantando con el corazón en la voz la Marcha “Los Muchachos Peronistas”
Después sí, todas las hinchadas son Peronistas, todos cantan La Marcha, pero Chicago, Pueblo y Sentir Peronista, lo hizo en plena dictadura militar

Diario Clarín ESTUVE AHÍ I (Juan Domingo Ruiz)
El Cabezón Juan, al evocar aquellos días hace un esfuerzo para recordar nombres sabiendo que alguno se le van a escapar. Josué, el Cabezón Mena, Pepe Celentano, Jorge Corea, el Negrito Tinga, el Ruso de la Provincia, el Gallego Chunchuna, Jito, Buzón, Carlitos Nappi, el Loquito Sánchez, Cachito, el Rengo Cacho, algunos de los nombres que surgieron
Entonces empieza a recordar “la hinchada la venía tarareando a la Marcha en otras canchas, nadie lo hacía y en aquel partido con Defensores de Belgrano nos animamos. Empezó despacio, en el medio de la tribuna y después se fue expandiendo. Las consecuencias fueron una tremenda represión y la policía llevándonos a la rastra, entre medio de los caballos a la Comisaría. Yo zafé, pero según contaban los muchachos la pasaron terrible ahí adentro. Más aquellos que luego fueron trasladados a la Cárcel de Villa Devoto y permanecieron 30 días, algunos más tiempo”
Se le nota la emoción en sus palabras, fue un hecho muy fuerte “recordar esa banda maravillosa es muy lindo, máxime que al final de ese año nos encontró campeones consiguiendo el ascenso a Primera”

Diario Clarín


Diario Crónica
ESTUVE AHÍ II (Gabriel Filippi)
Ese día que estábamos con mi viejo en la tribuna de madera, arriba de todo casi recostados contra las chapas que terminaban en la tribuna, el partido no tenía demasiados sobresaltos, le ganábamos a Defensores de Belgrano 3 a 0 y eso nos ponía a un paso de jugar en primera.
La gente de Chicago no paraba de cantar, era todo una gran fiesta. De pronto se empezó a escuchar que unos hinchas, en la tribuna que da al barrio Los Perales, empezaron a cantar la Marcha Peronista. Luego se sumo un montón de gente, contagiaba ver la pasión con la que se cantaba. El sentimiento reprimido de un barrio, de un pueblo que expresaba sus más profundos sentimientos. Al toque también me enganche yo, mi viejo no tanto, era más recatado… Mientras se cantaba la policía no actuaba pero te seguía con la mirada atenta, marcando a quienes lo hacían. Yo era un pendejo y mucha bola no le daba me percaté de este detalle porque mi viejo se lo comentaba a un amigo.
Al final del partido se había dispuesto un operativo en la puerta de salida. Recuerdo que había de nuestro lado una mayor presencia de la policía montada, acompañada por policías de uniforme, con el objetivo de detener a quienes habían osado cantar la Marcha Peronista prohibida por la dictadura militar. Se armó un revuelo enorme, había corridas por todos lados. Mi viejo me tomó de la mano y nos pegamos al paredón con el objetivo de poder llegar al pabellón 1 y así zafar de la represión pero era tarde, la policía estaba enardecida y no respetaba sexo ni edades repartían palo a lo loco. Llegando al pabellón 1 uno de la montada le pega a mi viejo con el canto del sable en la espalda empujándonos con los caballos a una especie de corralito que se había armado con el objeto de trasladarnos a la comisaría ya que los patrulleros ya estaban llenos.
Y fue así que desde la cancha hasta la 42 los llevaban trotando a los palazos limpios. Qué lindo quilombo, con mi viejo zafamos por que yo era menor y mis gritos se escuchaban hasta varios quilómetros a la redonda, jajajajaja.
Recuerdo que quedaron detenidos varios amigos y vecinos del barrio, a la semana siguiente fuimos a jugar a la cancha de Atlanta, cuando Tripichio atajó el penal y ya casi teníamos el ascenso asegurado, todo era mayor la alegría y en la vuelta a Mataderos, la gente se puso a cantar el “arroz con leche” en la puerta de la comisaría, ahí no hubo represión hasta podría asegurarles que la policía no entendía nada de lo que estaba pasando.

Una hinchada caracterizada por su militancia Peronista supo cantarle en la cara a los represores de turno la Marcha, una anécdota que como Peronista e hincha de Chicago jamás me olvidare……
Julio Cordara