LAS FIGURAS
Por lo general se les pide más a los que están en condiciones de ofrecer más. En este plantel, sin dudas, ese plus lo pueden aportar Pablo Ruiz y Damián Luna.
En el caso del “Mudo”, quien no explotó en la medida que su potencial futbolístico lo meritaba, tiene que ver con esos “escapes” que se da. A uno o varios partidos en gran nivel, le siguen actuaciones deslucidas, sin brillo y en muchas oportunidades queriendo resolver solo la situación que requiere un equipo. Exceso de individualidad que se torna peligrosa cuando se le suma esa cuota parte de tontería, donde no juega a lo que mejor hace, sino que se prende en discusiones con los árbitros o rivales. Allí pierde su potencial, así lo siente el equipo y se debilita. También es cierto, con esos desniveles, fue una de las figuras que invitaron a soñar con pelear el torneo con Atlanta.
Es más difícil de explicar lo de Luna, tampoco se puede conocer su reflexión porque decidió no hablar con la prensa. Entonces la explicación es subjetiva más que nunca. En cada práctica de fútbol es el más desequilibrante, el que aporta pases milimétricos, quien convierte seguido; todo lo contrario sucede en los partidos oficiales. Es verdad que en los partidos sufre marcas rígidas, a veces con deslealtad, pero todo eso, por su calidad, se conocía de ante mano ¿está preparado para jugar bajo esas circunstancias?
EL ESQUEMA
En reiteradas oportunidades, aún en esa serie favorable, Mario Finarolli decía que no podía jugar como le gusta: con línea de tres. El argumento sólido que planteaba era que no contaba con los jugadores para llevarlo a cabo. Lo intentó en los últimos dos partidos que le dieron la razón, por eso debió modificarlo en pleno partido ante Flandria, quien llegó con claridad y si no ganó fue por Daniel Monllor.
El principal inconveniente lo tiene a los costados, no cuenta con jugadores que sienta la doble función de avanzar y retroceder con la misma dinámica. Más por el sector izquierdo, por derecha las ganas de Adrián Scifo ocultan bastante el inconveniente. Eso hace que los tres del fondo tengan más espacios para cubrir, los carrileros no retroceden bien. Se suma desconcierto a la línea media, donde Roberto Bochi, por lo general bien ordenado y con criterio a la hora de tener la pelota, se desordena fácilmente. Hay que agregarle a un Rodrigo Pepe, propenso a desordenarse -falencia que suple con su técnica-, pierde la línea mucho más. El bajo nivel de Agustín Domenez no encontró reemplazante, se probó con “Piyu” Rodríguez, hoy con Lucas Bustos (a media agua, cuando va lo hace sin decisión y defiende mal, a sus espaldas jugaron Sarmiento y Flandria), también estuvo Emmanuel Tus, quien se lesionó.
Hay problemas ofensivos, carencia de gol, pero eso ocurrió a lo largo de la temporada. La preocupación mayor es del medio hacia atrás, bastión de la levantada, se había convertido en fortaleza.
Por lo general quien no juega, el que está afuera es mejor, pero las últimas actuaciones de Ezequiel Petrovelli lo pusieron un escalón por encima, aunque en su momento, cuando fue titular, no mostró lo actual. Lo que no hizo Bustos le da mayor valor a Darío Arias, quien, conociendo sus limitaciones no se apartaba del libreto que era la marca.
LESIONES
Fueron (son) muchas, algunas determinaron ausencias prolongadas, con jugadores que estuvieron más tiempo de la línea de cal para afuera que donde se juega.
Se extraña y mucho a Leonardo Carboni, con el empezaba a defenderse el equipo, ya que, carente de juego, se optaba por el pelotazo largo y frontal que el “Mono” aguantaba hasta que se sumaba el equipo y se hacía más corto. Sin esa posibilidad se nota con nitidez la falta de compromiso a la hora de tener la pelota y sobre todo de opciones de pases, es más fácil que la lleve otro.
VISITANTE
Sin decirlo lo dicen. Sobre todo cuando critican el planteo que presentan los rivales en Mataderos. Se sabe que va a ocurrir eso, es Chicago quien debe proponer algo distinto para quebrarlo.
Les queda más cómodo jugar de visitante, como a todos en este mezquino fútbol de hoy, que el otro sea el protagonista.
Aun quedan cinco fechas y por conformación de equipo y plantel es el momento de jugarse a todo o nada, porque es muy difícil llegar a ser el Nº1 entre los ocho que irán por la Promoción, entonces hay que estar lo más arriba posible. Que te alcance al menos hasta la final del reducido con eso de ser ordenados, solidarios y con entrega. Traducido, de no contar con ventaja deportiva (lo da la mejor ubicación) hay que ganar partidos y la pregunta es ¿cómo?
Aun hay tiempo de rebelarse. Que sea “Plata” o “Mierda”, la “Gloria” o “Devoto”. No es tiempo para tibios o mediocres, les pueden demostrar a todos los que criticamos o a aquellos que los despiden con silbidos o indiferencia de la cancha que estamos equivocados. Sin dudas, todos seremos felices si la rebeldía, el coraje, el amor propio de los jugadores nos demuestran que estamos equivocados
Julio Cordara