Lo perdió Chicago, sin dudas. No supo cómo resolver un partido que se le presentó favorable desde el inicio, que contó con momentos para definirlo en la primera parte ante un rival carente de ideas. En el complemento el local se adelantó, cedió espacios que no se aprovecharon. Pareció tarde el ingreso de Berón. Luego se cometieron errores que derivaron en los tantos locales. Por eso, por lo que no hizo (aprovechar las oportunidades) y por lo que hizo (ser un compendio de errores), no ganó Acasusso, perdió ChicagoSINTESIS
ACASUSSO (2): Gustavo Ruhl; Daniel Fuente (ST ‘15 Sebastián Cobelli), Rodrigo Alonso, Gonzalo Juárez y Patricio Grgona; Nicolás Fonzalida, Lucas Mazzulli y Fernando Cigno; Gustavo Sever (ST ‘39 Sebastián Mayorga); Juan Acosta Cabrera (ST ’15 Marcelo Belleri) y Damián Gómez. DT: Marcelo Espina
Suplentes: Maximiliano Peruscina, Rodrigo Chao, Emiliano Pedreira y Federico Paggella
CHICAGO (1): Agustín Gómez; Juan Barreña, Ariel Coronel y Leandro Testa; Adrián Scifo (ST ‘30 Emiliano Lago), Roberto Bochi, Julio Serrano y Lucas Banegas; Christian Gómez (ST ‘30 Eduardo Berón); Ezequiel Petrovelli (ST ‘40 Jonathan Enríquez) y Leonardo Carboni. DT: Mario Finarolli
Suplentes: Rodrigo Drago, Maximiliano Flotta, José Ramírez y Damián Lemos
Goles: PT ‘10 Petrovelli (CH). ST ‘20 Cobelli (A) y ‘46 Mazzulli (A)
Amonestados: Juárez, Mazzulli y Sever (A); Scifo, Bochi y Banegas (CH)
Arbitro: Angel Bracco
Asistentes: Gustavo Penzotti (1) y Diego Barón (2)
Cancha: Platense (local Acasusso)
COMENTARIO
Como si fuera una paradoja, desde los parlantes de la cancha de Platense sonaba Ataque 77 y esa frase “… la culpa la tuve yo…” quizás sirva para explicar los por qué de una derrota impensada.
Cuando el juego era incierto, todavía se buscaba quién iba a hacerse dueño de la pelota y era lucha en el medio de la cancha, un desborde de Scifo encontró la cabeza de Banegas que la bajó al medio para que un “rebotero” Petrovelli la empujara al gol.
Imposible encontrar una manera mejor para comenzar el partido. Más si la siguiente jugada fue otro desborde de Scifo, posterior centro a Carboni quien, con un débil cabezazo, le alcanzó la pelota al arquero rival desde una excelente ubicación.
El negocio estaba por los costados, Scifo y Banegas llegaban, por lo general vacíos a recibir pelotazos cruzados, el problema comenzaba luego, cuando la bocha llegaba al área rival. Petro no encontró otro rebote y Carboni se fajaba todo el tiempo con los centrales olvidándose del juego.
La primera de Acasusso fue con un remate externo de Scifo que se fue besando el caño derecho de Gómez; fue un anuncio. Otro se dio sobre el final de la etapa. Centro frontal a un área plagada de jugadores, cabezazo abajo, muy difícil de Acosta Cabrera que desvió Gómez y cuando Juárez la empujó al gol, Bracco marcó posición adelantada.
La sensación era una diferencia exigua, más por lo que pudo ser que por lo que fue. No encontró final para todos los inicios favorables ante un rival, hasta allí, muy flojo.
Tras el descanso un cambio de actitud en el “Quemero”. Se adelantó más, ocupó mejor los laterales, pasó a ser quien tomara la iniciativa. Así fue como Coronel llegó al cierre tras un centro de Cigno que se convertía peligroso; otra vez el “Pecho” por afuera, posterior centro que el Gómez de Acasusso cabeceó afuera, cruzado, con todo el arco para él.
Eran momentos de confusión. Chicago no hacía pie en el fondo, no podía tener la pelota, ya no servía el choque permanente de Carboni con los centrales y los espacios que dejaba el local en el fondo ameritaban el ingreso de alguien explosivo, con velocidad: Berón.
A pesar que hubo un tiro libre de Gomito desde la media luna que besó el palo derecho y se fue, Chicago había perdido la brújula, no encontraba la palota y aunque tenía campo libre, no había puesto en cancha a quien lo aprovechara.
Marcelo Espina con los cambios pensaba en el arco visitante: entraron dos puntas (Cobelli y Belleri) por un delantero y un lateral. Pasaba a jugar con tres en el fondo, tres en el medio, enganche y tres puntas. Allí, más que nunca, el ingreso de Berón podía llegar a lastimar al local.
Esa búsqueda hizo que llegara el empate y estaba bien, aunque haya existido una enorme participación de los jugadores “Verdinegros” en el inicio del mismo. La tenía Serrano en la mitad de la cancha, lo rodean, no encuentra salida, complica a Bochi, la pierden y así le llega a Belleri que flotaba entre las espaldas de Banegas y Testa, remató, Gómez pudo amortiguar el ramate, no se pudo despejar y Cobelli la empujó al gol.
Sobre la media hora los cambios que parecieron tardíos: Lago para tratar de cerrar el lateral (por Scifo) y Berón (por Gomito). Si lo mejor de Berón pasa por la velocidad, ¿no requiere a un lanzador como Gomito? La apuesta fue uno por otro. Tal vez es cierto que a Gomito le falte para completar los ‘90 minutos, entonces toma más fuerza la opinión sobre la tardanza del cambio.
Tuvo una contra mal resuelta Carboni, Espina ya se conformaba con la igualdad e hizo ingresar a un volante de contención para equilibrar la zona media, por su parte Finarolli mandó a la cancha a Jhony (por Petrovelli)
Se moría el partido, Bracco consumía los últimos segundos de los tres minutos adicionados con la pelota en juego para Chicago. De pronto, infracción para Acasusso, pelotazo al área, marcas que se pierden y Mazzulli que factura.
Qué difícil es escribir “Ganó Acasusso” cuando la sensación es que lo perdió Chicago. Por eso, que hiriente sonaba Ataque desde los parlantes y esa frase “… la culpa la tuve yo…”
ENTREVISTA
Que haya demorado tanto Ariel Coronel en cumplimentar con el control antidoping le sirvió a Mario Finarolli para tratar de apaciguar un poco la bronca, eso hasta encontrarse con los periodistas para justificar una derrota que en el desarrollo del juego parecía impensada “era un partido para ganarlo, en el primer tiempo jugamos bien, no lo definimos en el segundo y lo terminamos perdiendo por esos pequeños detalles, hace tres o cuatro partidos que nos mandamos alguna para perder puntos importantes”. Entonces surgen las jugadas de los goles “en el primero perdemos la pelota en la mitad de la cancha por querer darnos vuelta y en el segundo tenemos la última pelota, no la sabemos cuidar, se la damos al rival, hacemos una infracción en la media cancha y perdemos las marcas en el área”. Realmente e lo veía muy enojado al entrenador.
Intentaba explicar los cambios “nos estaban desbordando, por eso entró Lago” decía sobre la salida de Scifo y “a Gomito hay que cuidarlo, no está para los ‘90 minutos aunque hoy se mostró mucho mejor”. Entonces surgió un intercambio de opinión con Chicago Total cuando se le consultó si los espacios que dejaba Acasusso no requerían el ingreso de alguien con velocidad (Berón) que los aprovechara “íbamos ganando, Gomito todavía tenía aire y estábamos jugando con tres en el fondo enganche y dos puntas”; entonces el entrenador re preguntó “¿ibas a sacar un mediocampista?” le ofrecimos como respuesta por uno de los puntas y el entrenador siguió “cada vez que hago un cambio tengo que pensar en las pelotas detenidas, tengo pocos cabeceadores y Carboni es uno de los que va a la pelota cuando viene a nuestra área. Petrovelli estaba haciendo las cosas bien, por eso se quedó cuando salió Gomito”. Era frontal y amable el intercambio de opinión, de un técnico que podía haberse guardado la respuesta, pero siguió “no pasa pòr ahí, los errores no siempre son los mismo, de los mismos jugadores, aunque siempre nos mandamos alguna y nos perjudicamos solos”
Parecía concluida la nota, el grabador que se baja y antes del agradecimento a la nota se oye “tal vez también tenga que ver conmigo, yo soy el que elige a los jugadores”
Julio Cordara