El Topo Gómez después de marcar el 3-2 ante Instituto en el Chateau Carreras el 9 de junio de 2001. (Foto: Diario Olé).
Seguro que hay condimentos de sobra para presentar este Chicago – Platense, jugadores y entrenadores en ambos lados; la indeseable presencia del actual entrenador “Calamar”. Recuerdo de partidos como aquel empate en Vélez, en el ’76, aquella vez en el 2001 cuando Martín Saric cambió el fútbol por el atletismo, hacía salto en alto sin garrocha. Después de haber gritado con el alma el gol del empate del “Topo” Gómez.
Y la nota es, justamente, Oscar Armando Gómez, quien llegó a Chicago en el 2001 luego de haber estado en la temporada anterior en el club de Vicente López.
Chicago y Platense, los que se cruzan el sábado gritaron los goles del Topo “en Platense estuve un año donde convertí muchos goles, como 15 en una rueda. En mí mejor momento me lesioné. Después me llamaron de Chicago para dar una mano en un momento muy difícil del club y no lo dudé y no me arrepiento de haberlo hecho porque tuve un año muy bueno”
Y por esas cosas que tiene el destino, debut en Mataderos frente al “Calamar”. Encuentro cerrado, de pronto penal para Chicago. El que recibía todos los insultos de la tribuna visitante agarró la pelota, la puso en el punto y le pegó un tremendo derechazo para clavarla pegada al travesaño “lo iba a gritar como hice en todos los clubes donde jugué, pero ese día tenía una remera abajo porque era el cumpleaños de mi hija”. Por lo general se cumple la ley del ex con algún gol, muchos optan por el silencio, el “Topo” no, todo lo contrario “el gol hay que gritarlo, yo siempre lo hice con alma y vida porque es lo más lindo que te puede pasar no tenía nada contra Platense”
Sobre el final de aquel partido la polémica, ya habían pasado los tres minutos que había marcado el árbitro Miguel Jiménez, le da una más al “Marrón” y la pelota deriva en el tiro de esquina, lo hace ejecutar y con la pelota en el aire toca el silbato, unos y otros siguen a la pelota que concluye dentro del arco “Verdinegro”, pero el pito lo había terminado “Si el referee te quiere cobrar el gol lo hace. En ese momento no me di cuenta y se armó un quilombo bárbaro, una escaramuza que no llegó a cosas mayores” La escaramuza de la que habla tenía como principal protagonistas de un lado a Hernán Maisterra y del otro a un entrenador “vende humo” que se besaba el escudo de Chicago
En la revancha, abajo en el marcador por aquel gol de Guillermo Santo, él, el más mirado, el más insultado por los locales, respondió a los insultos con otro gol, el del empate “me quedó la pelota, no me salió ningún defensor y la metí contra un palo, la verdad es que estaban hostigando mucho y eso es cosa del folclore del fútbol”
El del “Topo” Gómez fue un caso extraño, ya era querido sin haberse puesto la “Verdinegra”, cuando ni siquiera estaba la posibilidad de anclar en Mataderos. Aquella mañana en el cajón de Floresta con sus goles ponía a Juventud Antoniana en la final por el ascenso postergando a All Boys “me cansé de hacerle goles en todos los equipos donde estuve, siempre los tuve de hijo”
Después sí, con un Chicago complicado en los promedios se armó un equipo de hombres y entre esos hombres el “Topo” quien se muestra contento por haber elegido venir a Mataderos “recuerdo cuando me fui a despedir, Caruso Lombardi, que era el técnico, me decía que estaba loco, es un club muy conflictivo, te vas a complicar” Y sigue “no le hice caso, era un momento complicado, arrancábamos muy abajo con el promedio. No me equivoqué, ahí tuve una de las alegrías más grandes de mi vida, lo tengo grabado para siempre”
Sabe del ida y vuelta que hay “la gente de Chicago me tiene mucho cariño como yo a ellos, son muy pasionales”; que es ídolo de una parte de esta nueva generación de hinchas que disfrutó ese vuelo con los brazos abiertos en el Chateau Carreras tras haber sometido a Klimowicz y olvidarnos para siempre del “Sargento” Giménez y sus fallos adversos “es un momento imborrable, lo voy a llevar conmigo toda la vida”
Conoce por el momento que atraviesa el club y se siente identificado y dolido “cuando me preguntan , siempre contesto que se puede estar en la B, en la C, pero su gente es inigualable y ya vamos a salir"
Aquellos silbidos fueron producto del dolor de ver a ex en el adversario, muchos hinchas de Platense lo recordarán bien “seguramente hay gente de Platense que me quiere, hice muchos goles ahí, solo que tuve la mala suerte de lesionarme" y con Chicago es sentir ese amor mutuo “es lo más grande que hay, lo tengo presente constantemente, estoy en el living de casa y veo un retrato que me dieron” Nada fue como antes, luego de ponerse la verdinegra “marcó mi vida”
Y la nota es, justamente, Oscar Armando Gómez, quien llegó a Chicago en el 2001 luego de haber estado en la temporada anterior en el club de Vicente López.
Chicago y Platense, los que se cruzan el sábado gritaron los goles del Topo “en Platense estuve un año donde convertí muchos goles, como 15 en una rueda. En mí mejor momento me lesioné. Después me llamaron de Chicago para dar una mano en un momento muy difícil del club y no lo dudé y no me arrepiento de haberlo hecho porque tuve un año muy bueno”
Y por esas cosas que tiene el destino, debut en Mataderos frente al “Calamar”. Encuentro cerrado, de pronto penal para Chicago. El que recibía todos los insultos de la tribuna visitante agarró la pelota, la puso en el punto y le pegó un tremendo derechazo para clavarla pegada al travesaño “lo iba a gritar como hice en todos los clubes donde jugué, pero ese día tenía una remera abajo porque era el cumpleaños de mi hija”. Por lo general se cumple la ley del ex con algún gol, muchos optan por el silencio, el “Topo” no, todo lo contrario “el gol hay que gritarlo, yo siempre lo hice con alma y vida porque es lo más lindo que te puede pasar no tenía nada contra Platense”
Sobre el final de aquel partido la polémica, ya habían pasado los tres minutos que había marcado el árbitro Miguel Jiménez, le da una más al “Marrón” y la pelota deriva en el tiro de esquina, lo hace ejecutar y con la pelota en el aire toca el silbato, unos y otros siguen a la pelota que concluye dentro del arco “Verdinegro”, pero el pito lo había terminado “Si el referee te quiere cobrar el gol lo hace. En ese momento no me di cuenta y se armó un quilombo bárbaro, una escaramuza que no llegó a cosas mayores” La escaramuza de la que habla tenía como principal protagonistas de un lado a Hernán Maisterra y del otro a un entrenador “vende humo” que se besaba el escudo de Chicago
En la revancha, abajo en el marcador por aquel gol de Guillermo Santo, él, el más mirado, el más insultado por los locales, respondió a los insultos con otro gol, el del empate “me quedó la pelota, no me salió ningún defensor y la metí contra un palo, la verdad es que estaban hostigando mucho y eso es cosa del folclore del fútbol”
El del “Topo” Gómez fue un caso extraño, ya era querido sin haberse puesto la “Verdinegra”, cuando ni siquiera estaba la posibilidad de anclar en Mataderos. Aquella mañana en el cajón de Floresta con sus goles ponía a Juventud Antoniana en la final por el ascenso postergando a All Boys “me cansé de hacerle goles en todos los equipos donde estuve, siempre los tuve de hijo”
Después sí, con un Chicago complicado en los promedios se armó un equipo de hombres y entre esos hombres el “Topo” quien se muestra contento por haber elegido venir a Mataderos “recuerdo cuando me fui a despedir, Caruso Lombardi, que era el técnico, me decía que estaba loco, es un club muy conflictivo, te vas a complicar” Y sigue “no le hice caso, era un momento complicado, arrancábamos muy abajo con el promedio. No me equivoqué, ahí tuve una de las alegrías más grandes de mi vida, lo tengo grabado para siempre”
Sabe del ida y vuelta que hay “la gente de Chicago me tiene mucho cariño como yo a ellos, son muy pasionales”; que es ídolo de una parte de esta nueva generación de hinchas que disfrutó ese vuelo con los brazos abiertos en el Chateau Carreras tras haber sometido a Klimowicz y olvidarnos para siempre del “Sargento” Giménez y sus fallos adversos “es un momento imborrable, lo voy a llevar conmigo toda la vida”
Conoce por el momento que atraviesa el club y se siente identificado y dolido “cuando me preguntan , siempre contesto que se puede estar en la B, en la C, pero su gente es inigualable y ya vamos a salir"
Aquellos silbidos fueron producto del dolor de ver a ex en el adversario, muchos hinchas de Platense lo recordarán bien “seguramente hay gente de Platense que me quiere, hice muchos goles ahí, solo que tuve la mala suerte de lesionarme" y con Chicago es sentir ese amor mutuo “es lo más grande que hay, lo tengo presente constantemente, estoy en el living de casa y veo un retrato que me dieron” Nada fue como antes, luego de ponerse la verdinegra “marcó mi vida”
Julio Cordara