Una huelga de futbolistas profesionales en 1975 lo hizo debutar en Primera con 16 años; desde la temporada siguiente se fue ganando su lugar por méritos propios, no solo en el equipo, en la historia grande de Nueva Chicago. Años después, en su andar por la máxima categoría, recaló en el “Gasolero” donde vistió tres años la casaca celeste. El Protagonista es Roque Erba.
Es mucho más sencillo bucear en la vida de Roque lo concerniente a Chicago “qué decir de las cosas que viví en mi Club, en mi casa, nací y me crié, futbolísticamente hablando, me dio mucho”. Así que nos propusimos indagar sobre sus tiempos en el Sur “Temperley me dio momentos muy lindos a pesar de la mala situación económica por la que pasamos, fueron tres años en Primera División con lindos recuerdos y con gente amiga”
Tras haber sufrido la quiebra, la pérdida de categoría Temperley sigue de pie “es un club muy popular, no lo ayuda la división, si jugara en en la “A” sería como Banfield, como Lanús. Tiene una hinchada maravillosa y es un club muy lindo”
Hablar con el “Tano” es ir directamente a un tiempo lleno de gloria en Chicago. Es desandar en la máquina del tiempo y verlo en la punta izquierda a pura gambetas y quiebres de cintura para bastecer al “Madera” Assán o a Marito Franceschini, es verlo zambullirse provocando un tiro libre cerca del área o inventar un penal. Es ir a cuando Chicago vivió su fiesta tras setenta años, de la mano de “Pipo” Ferreiro llegaba a Primera “fue algo maravilloso, inolvidable para todos aquellos que lo pudieron disfrutar como lo hice yo”
Había que habituarse al nuevo lugar. Debutamos en la “A” en el viejo Campeonato Nacional frente a River en cancha de Huracán. Luego llegó el Metropolitano, a jugar por la permanencia. Las cosas no salieron como lo esperaban y, más allá del eterno agradecimiento, se iba “Pipo”, llegaba Rodolfo Motta. En ese cambio también hubo una modificación a la hora de jugar, Roque dejó la punta para mostrarse por todo el frente de ataque, con más espacios y vivió uno de sus grandes momentos “fue espectacular y jugando en Primera con esta camiseta”
Hace algunos días, Jimena, una fiel seguidora del blog, nos consultaba sobre un hecho narrado en una carta al hincha por Marcelo Antar, que recordaba aquella noche de verano del `82 en La Paternal. Empataban Argentinos Jrs y Chicago, los dos jugaban por evitar el descenso y “se cortó la luz” justo en el entretiempo y no volvió "lo que vivimos esa noche fue emocionante, estábamos en el vestuario y escuchábamos a nuestra gente alentar como locos, como siempre alentaron" Fue aquella noche que en la oscuridad retumbaba “Solo le pido a Dios / que Chicago no se vaya de Primera / que se quede para siempre / para toda la alegría de la gente"
La victoria en San Martín contra River, llegar a la Boca para jugar con Rácing y el triunfo nos dejaba en la “A”. Desde la tribuna, al son de Celeste Carballo bajaba “cuando me levanto el domingo a la mañana / me tomo unos vinos y me voy a la cancha / subo a la tribuna, cuelgo la bandera / porque Mataderos se queda en Primera…” y fue así, con aquel gol de Pedro Hermosilla Flores “fue muy lindo y muy importante haber mantenido la categoría, lo que tanto luchamos durante ese año”
A lo colectivo (espectacular año ’81 asistiendo a los puntas) le sumó lo individual (desequilibrante como segunda punta y con gol) y con ello otros horizontes se avecinaban. Lo quería Bilardo para su Estudiantes Campeón, se lo llevó River, lleno de historia pero con un opaco presente, por entonces se sumaba un tal Enzo Francescoli.
Como si fuera la trama de una película, el debut de Roque con “La Banda” le puso una serio obstáculo o dos “me tocaba enfrentar al Club de mi vida y el que me marcaba era mi hermano (Juan Carlos), todo muy raro para mí”
Hanía pasado algo más de una década desde su debut en Chicago. En Los Polvorines usaba una camiseta con franjas verdes, pero en lugar de otras negras acompañaban unas blancas. San Miguel enfrentaba a Chicago, él le convertía un gol a Chicago y al momento de festejar se encontró frente a una tribuna que lo había acompañado en sus orígenes “fue una sensación extraña, recuerdo que miré a la tribuna y estaban los hinchas de Chicago que a pesar de haberles convertido un gol me aplaudían”
Se lo propuso, no lo dejaron. No importa conocer los motivos, tampoco hay rencor, solo una ilusión que no fue “lo que más anhelaba era terminar mi carrera en Chicago, porque nací en el Club y lo quiero. No se dio”
No se dio la vuelta Roque, pero como dijo Anibal Troilo “quien dijo que me fui si siempre estoy volviendo” y vos “Tano” estás en la cancha acompañando al verde y en el corazón de los hinchas que te vimos con la once en la espalada
Julio Cordara
Es mucho más sencillo bucear en la vida de Roque lo concerniente a Chicago “qué decir de las cosas que viví en mi Club, en mi casa, nací y me crié, futbolísticamente hablando, me dio mucho”. Así que nos propusimos indagar sobre sus tiempos en el Sur “Temperley me dio momentos muy lindos a pesar de la mala situación económica por la que pasamos, fueron tres años en Primera División con lindos recuerdos y con gente amiga”
Tras haber sufrido la quiebra, la pérdida de categoría Temperley sigue de pie “es un club muy popular, no lo ayuda la división, si jugara en en la “A” sería como Banfield, como Lanús. Tiene una hinchada maravillosa y es un club muy lindo”
Hablar con el “Tano” es ir directamente a un tiempo lleno de gloria en Chicago. Es desandar en la máquina del tiempo y verlo en la punta izquierda a pura gambetas y quiebres de cintura para bastecer al “Madera” Assán o a Marito Franceschini, es verlo zambullirse provocando un tiro libre cerca del área o inventar un penal. Es ir a cuando Chicago vivió su fiesta tras setenta años, de la mano de “Pipo” Ferreiro llegaba a Primera “fue algo maravilloso, inolvidable para todos aquellos que lo pudieron disfrutar como lo hice yo”
Había que habituarse al nuevo lugar. Debutamos en la “A” en el viejo Campeonato Nacional frente a River en cancha de Huracán. Luego llegó el Metropolitano, a jugar por la permanencia. Las cosas no salieron como lo esperaban y, más allá del eterno agradecimiento, se iba “Pipo”, llegaba Rodolfo Motta. En ese cambio también hubo una modificación a la hora de jugar, Roque dejó la punta para mostrarse por todo el frente de ataque, con más espacios y vivió uno de sus grandes momentos “fue espectacular y jugando en Primera con esta camiseta”
Hace algunos días, Jimena, una fiel seguidora del blog, nos consultaba sobre un hecho narrado en una carta al hincha por Marcelo Antar, que recordaba aquella noche de verano del `82 en La Paternal. Empataban Argentinos Jrs y Chicago, los dos jugaban por evitar el descenso y “se cortó la luz” justo en el entretiempo y no volvió "lo que vivimos esa noche fue emocionante, estábamos en el vestuario y escuchábamos a nuestra gente alentar como locos, como siempre alentaron" Fue aquella noche que en la oscuridad retumbaba “Solo le pido a Dios / que Chicago no se vaya de Primera / que se quede para siempre / para toda la alegría de la gente"
La victoria en San Martín contra River, llegar a la Boca para jugar con Rácing y el triunfo nos dejaba en la “A”. Desde la tribuna, al son de Celeste Carballo bajaba “cuando me levanto el domingo a la mañana / me tomo unos vinos y me voy a la cancha / subo a la tribuna, cuelgo la bandera / porque Mataderos se queda en Primera…” y fue así, con aquel gol de Pedro Hermosilla Flores “fue muy lindo y muy importante haber mantenido la categoría, lo que tanto luchamos durante ese año”
A lo colectivo (espectacular año ’81 asistiendo a los puntas) le sumó lo individual (desequilibrante como segunda punta y con gol) y con ello otros horizontes se avecinaban. Lo quería Bilardo para su Estudiantes Campeón, se lo llevó River, lleno de historia pero con un opaco presente, por entonces se sumaba un tal Enzo Francescoli.
Como si fuera la trama de una película, el debut de Roque con “La Banda” le puso una serio obstáculo o dos “me tocaba enfrentar al Club de mi vida y el que me marcaba era mi hermano (Juan Carlos), todo muy raro para mí”
Hanía pasado algo más de una década desde su debut en Chicago. En Los Polvorines usaba una camiseta con franjas verdes, pero en lugar de otras negras acompañaban unas blancas. San Miguel enfrentaba a Chicago, él le convertía un gol a Chicago y al momento de festejar se encontró frente a una tribuna que lo había acompañado en sus orígenes “fue una sensación extraña, recuerdo que miré a la tribuna y estaban los hinchas de Chicago que a pesar de haberles convertido un gol me aplaudían”
Se lo propuso, no lo dejaron. No importa conocer los motivos, tampoco hay rencor, solo una ilusión que no fue “lo que más anhelaba era terminar mi carrera en Chicago, porque nací en el Club y lo quiero. No se dio”
No se dio la vuelta Roque, pero como dijo Anibal Troilo “quien dijo que me fui si siempre estoy volviendo” y vos “Tano” estás en la cancha acompañando al verde y en el corazón de los hinchas que te vimos con la once en la espalada
Julio Cordara