La rá
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pida atención, la tensa espera, se levanta, quiere hacer el saque de arco, el ábitro, Fernando Rapallini que le hace gestos para que reanude el juego, Agustín dudaba “veía dos pelotas”. El árbitro que se acerca, sigue el juego y una pelota que cruza el área verdinegra es el principio del fin “no sabía dónde estaba parado, me metí adentro del arco y m di cuenta que lo mejor para el equipo era que saliera”Lo trasladaron al vestuario, las luces apagadas, el hielo sobre su cabeza y la radio que lo tranquilizaba porque desde allí se decía que el equipo estaba bien.
Más tarde lo trasladan al Hospital Piñeyro “tenemos un médico como Damián que tiene mucha llegada a un lugar importante cerca de la cancha, en 20 minutos me hicieron todos los estudios, me dijeron que no era nada serio, más allá de la seriedad de un golpe en la cabeza”
Domingo y lunes descansando en su domicilio, hoy se sumó al grupo para estar con ellos, aunque lo aconsejable es seguir la evolución “si me preguntás es un golpe más, al ser arquero estoy propenso a muchos golpes, pero los que hablaron conmigo, médicos, gente conocida, me dijeron que los golpes en la cabeza no son cosas leves y hay que tomarlo con precaución y respeto”
ENTRENAMIENTO
UN duro trabajo físico a las órdenes del profe Bustamente que se inició en el gimnasio sito en el Polideportivo para seguir luego en la cancha Nº 1con varias sesiones de pasadas.
Mas tarde, Finarolli dividió al grupo de jugadores de campo en cuatro, con dos arcos a lo ancho, cubiertos por Reguera y Flores (de la 4ª división), donde debían jugar a uno o dos toques interactuando con los futbolistas que circunstancialmente estaban en el perímetro
Luego comieron un asado
Julio Cordara
