1 de julio de 2010

FELIZ CUMPLE CHICAGO III

JORGE RODRIGUEZ
Socio Vitalicio, ex dirigente, periodista)

EL GIGANTE ESTA DORMIDO

Seguramente muchos pensarán que no hay motivos para festejar. El recuerdo de los dos últimos dos descensos está todavía muy fresco, transitar el pantanoso camino de la "B" se hace demasiado doloroso y observar como 50 tarados que no son ni barras ni bravos, le arruinan la vida a 5000 personas, amarga a cualquiera y tira por la borda cualquier deseo de celebración. Pero muchachos, no todo está perdido. Aquellos que peinamos canas - o no peinamos nada - hemos vivido peores situaciones de las cuales logramos salir siempre.

Chicago cumple 99 años y está muy claro que todos hubiésemos deseado llegar al umbral del centenario en otra situación. Pero bueno, Dios y Filomeno - más el segundo que el primero - quisieron que hoy los grises de nuestra vida deportiva e institucional predominen sobre los colores pasteles. Pero a no entregarse, el gigante, ese de los colores más lindos del mundo, el que tiene el poder de emocionarnos, simplemente está dormido y confíen en que va a volver a ocupar el lugar que merece.

Claro que para que esto ocurra será fundamental el trabajo de los jóvenes, de una nueva generación que termine con viejas estructuras y que tome como ejemplo a aquellos clubes a los que le va bien, más allá de cualquier rivalidad por más histórica que ésta sea.

Y como a determinada edad uno suele dar buenos consejos porque ya no está en condiciones de brindar malos ejemplos, me tomo el atrevimiento que sugerirles que en todo momento, tanto en las buenas como en las malas, hagan uso de la memoria y recuerden a aquellos personajes que tanto mal le hicieron a nuestra institución.

Por eso el primer día de julio, cuando levante las copas con mis hijos, con mis amigos,con aquellos que profesamos la misma religión futbolera, miraré al cielo, le pediré al "barbudo" que nos tire una soga y entonaré en silencio esa canción que aprendí la histórica noche en la cancha de Independiente donde fui testigo de la mayor muestra de fidelidad que recuerde : "no me importa el descenso ni la categoría, yo lo sigo a Chicago como toda la vida.

MARCELO ANTAR
(hincha de Chicago)
99 ANIVERSARIO- LAS VITRINAS DEL ALMA

¿Por qué elegimos ser hinchas de un club como Chicago? ¿Cuál es la razón por la que, en favor de esta camiseta verde y negra, todo lo pasamos a un segundo plano? ¿Qué misterioso encanto la envuelve?

¿Acaso sus vitrinas rebasan de copas? ¿Acaso nos reconocen por nuestros títulos internacionales? ¿O será que nuestra historia caminó imperturbable, siempre por la Primera División?

Nada de esto es así. Al contrario, nuestra vida estuvo signada de tropiezos, de piedras, de ilusiones truncas, de sueños inalcanzables. Y tal vez sea eso lo que nos seduce, lo que nos enamora. La historia de Chicago es similar a la historia de la mayoría de nosotros, a la de nuestros amigos. Chicago es para nosotros el muchachito humilde de barrio pobre que se le planta de igual a igual al que sea. Sin más armas ni pergaminos que el orgullo de su propia vida, de su propia historia.

Y si bien aquéllas ilusiones muchas veces se rompieron por errores propios, errores de los que siempre nos hicimos cargo; muchas otras fueron rotas por justicieros injustos. Justicieros que nos castigaron, no solamente ahora, sino a lo largo de nuestras vidas. Quita de puntos. Clausuras de estadio por los motivos más diversos. Partidos ganados en la cancha que se perdían luego en los escritorios. Siempre ejemplificando, a través de nosotros, cual debía ser el camino. Diferencias en el reparto del dinero. Diferencias en la legislación aplicada. Sin patriarcas políticos. Sin municipios ni gobernaciones que nos banquen. Con desalojos y expropiaciones. Descensos y sanciones. Conspiradores de adentro y de afuera. E increíblemente siempre nos levantamos. Como la canción de la cigarra. Después de estar bajo la tierra, siempre volvimos a cantarle al Sol. ¿Dónde está el secreto? ¿Dónde hace pie tanta pasión? Si por menos que esto otros han desaparecido. Si por mucho menos que esto, todos sabemos, que otros desaparecerían. ¿Por qué nosotros seguimos de pie? ¿Acaso tanto veneno que nos arrojaron, lejos de matarnos nos fortaleció?

A veces pienso que sí. Otras que no. La verdad tal vez esté en las vitrinas de nuestros corazones. Revisemos allí a ver que encontramos.

Porque esta historia plagada de luchas, traiciones, castigos y frustraciones, supo también de caricias. Quizás efímeras, pero que fueron como abrazos al alma, al corazón. Abrazos o caricias que nadie se va a robar y quedarán grabados por siempre. Los ascensos en cualquier década del siglo actual o pasado. Representar a la selección en un sudamericano. La goleada a Boca. La paternidad sobre Ríver. No bajarle la mirada a la dictadura y cantarle en la cara. Ver crecer nuestro estadio. Vivir las finales en el interior, siempre con penales en contra, siempre con jugadores expulsados. Ver multiplicarse nuestra gente. Recorrer kilómetros y kilómetros para mostrarle al país lo que somos, lo que sentimos. Esas son nuestras copas, así hemos llenado nuestras vitrinas. Con pedacitos de gloria. Con jirones de hazañas.

Y hoy que estamos tan golpeados por un presente que no esperábamos. Que estamos tan tristes a solo un año de los famosos 100; solo tengo un deseo por pedir. Que ese amor incondicional y misterioso que todos nosotros sentimos por Chicago, pueda más que los mezquinos intereses de unos pocos. Si logramos esto, lo demás vuelve solo. Y nuestras vitrinas rebasarán de más hazañas, de más gloria y de nuevas alegrías. Que nadie lo dude. Salud.

JORGE LOSAURO
(Periodista)

CHICAGO ES PARTE DE MI VIDA

Uno arrancó como hincha, recuerdo cuando vivía en Guaminí, agarrábamos Corrales, de ahí Cárdenas hasta la cancha. Después, cuando a los 13 años me mudé a donde vivo actualmente, sobre Tapalqué, era tomar Cosquín derecho hasta la cancha, íbamos con mi viejo. Un sábado sin Chicago no era sábado. Después uno se dedicó al periodismo y Chicago tuvo mucho que ver que uno recorriera el país.

Ver a Chicago en una cancha supera cualquier cosa. Sufrimos mucho todo lo que nos pasó últimamente, el estar en la tercer categoría del fútbol argentino, donde Chicago no puede seguir. Eso solo se supera cuando se ve la camiseta de Chicago jugando en cualquier cancha.

Chicago es especial. Uno se junta en el café o se cruza por la calle y pregunta cómo va a formar, que novedades hay.

Es recorrer los avatares que nos ha tocado. Es como si nos hubieran tocado con la varita mágica y Dios nos dice “les voy a dar algo” y nos da todo lo que ya sabemos. Pero dice “también se los voy a sacar porque ustedes no son equilibrados” Y me refiero a todos, algunos le hicieron más daño que otros. También tuvimos dirigentes de lujo, de excepción. Es nuestra historia donde hemos sufrido más tristezas que alegrías.

Qué decir del jugador más grande que vi con la verdinegra: Julio San Lorenzo. Los momentos inolvidables como aquel que el “Turco” Caremi se puso la pelota bajo el brazo y fue a definir en la tarde noche de Entre Ríos. O el ascenso del 2001 contra Instituto, cuando el sargento Giménez hizo todo para que Chicago no ascendiera y me parece ver al “Topo” Gómez punteandola por arriba del arquero. O en el ascenso del 2006, cuando arrancó Pellerano a pura gambeta y Carranza la hace rebotar en el palo, desde la cabina vi el gol antes, la pelota le iba a caer a Simón. Si uno quisiera detener el tiempo y volver a ese instante

Las decepciones están, los dos descenso, el momento que vivimos. Pero confío que vamos a salir porque Chicago es demasiado grande para estar en esta categoría, por la gente que lo acompaña, por la pasión que lo envuelve. Sé que muy pronto vamos a recuperar el tiempo perdido.

Vamos por los 100 años, ojalá nos encuentre con la posibilidad de haber ascendido al Nacional “B”

No hay comentarios: